sábado, 31 de enero de 2009

Sentimientos Ajenos

Cuando tu voz cante a tus sentimientos,
cuando a tus ganas no las apague el miedo,
cuando tu amor tenga raíces dentro,
cuando a tus alas no las detenga el viento,
no dejarás de amar, por sentimientos ajenos.
"David Torrens"

Parte I
Tropezaba una vez mas, o quizá había perdido el sentido de la orientación.
Entro como de costumbre, demasiado rápido para darse cuenta que la vida le brindaba otra oportunidad para confirmar que era precisamente mortal.
Demasiado ensimismado en aquellos actos rutinarios que nos van robando poco a poco la esencia.
Y sin embargo, conspiraban en secreto contra el todas las fuerzas del universo...

Ya no reconocía que cosas eran erradas o correctas,
no precisaba cuales pasos emprender, ya no fue apacible.
Bailaba entre los pasillos de sus muros,
derriba aquellos que nunca pensó fuesen a desvanecer,
desdoblaba los distintos estados de su alma.

Vivía entre la sensacion de tener libertad infinita y sentirse esclavo a la vez.

Parte II
Le miró con la inocencia que solo se goza cuando se vive una verdadera niñez,
envuelto entre sus prejuicios y los inmensos deseos
de transformarse en todo cuanto había soñado.

Entre unas pupilas ajenas, encontró aquella fuente de aliento...
Encontraba eso que es algunas veces indescriptible,
esa chispa que nos prende e infla hasta perdernos en la infinita espesura del firmamento.
Tomo su mano, dándose al instante sin reservas.

Parte III

Después de tocarla quedo totalmente enajenado de su ser.
Preso en si mismo, jamas volvió a ser el mismo
y jamas le volvió a ver.










3 comentarios:

  1. El corazón de él es que hablan tus palabras?
    se quedo preso de un caja de hueso, se aceleraba, agitándose en los corredores del alma....atragantado con sentimientos ajenos, digiriendo y engullendo cual estomago de emociones, será libre de volar fuera del pecho que lo hincha o será acaso esclavo de sus propias alas?

    ResponderEliminar
  2. Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.

    ResponderEliminar
  3. Quiza... esclavo de sus propias alas

    ResponderEliminar